La Federación Internacional de Tenis (ITF) implementa un programa continuo y sistemático en la región de Centroamericana y el Caribe para el desarrollo de tenistas de alto rendimiento desde sus niveles infantiles. Como parte del programa, recientemente se llevó a cabo en el país un curso corto en el que participaron 23 entrenadores nicaragüenses.
Entre los temas, Marta Dominguez master en sicología del deporte y especialista en tenis, habló con el Blog de FEDETENIS, sobre el engranaje o triada que constituyen los padres de familias, los jugadores y los entrenadores.
Parte del curso fue darle herramientas teóricas y prácticas a los entrenadores para aprender a sobrellevar su relación con los padres de familia de los jugadores.
“Los padres de familia de los jugadores son una de las piezas fundamental en el desarrollo del jugador, pero también pueden resultar un arma de doble filo al toparse con padres de familias sobre protectores o hipercríticos”, indicó Dominguez .
Entre herramientas que se les dio a los entrenadores estuvo el tema de cómo tratar la relación triádica entre padres, ellos y los jugadores.
“Muchos entrenadores se quedan a veces sin saber qué hacer, no aprenden a lidiar con las conductas antideportivas de sus jugadores el cual también se ve afectado algunas veces por el comportamiento de los padres, que se inmiscuyen de manera directa en la formación y entrenamiento de sus hijos, dejando al entrenador en una posición desventajosa”.
La tríada y el niño como protagonista
Investigaciones en el tema señalan una gama de comportamientos no positivos de parte de los padres de familia, y que más que ayudar en el desarrollo del jugador, crea una presión contraproducente en esa relación triádica compuesta por el padre, el entrenador y el niño/a como protagonista.
Acá algunas características de padres de familia que apoyan de manera incorrecta el desarrollo del jugador:
Padres sobreprotectores: Extiende un apoyo continuo al jugador. Viaja con el hijo/a, está constantemente llamándolo al celular, cargando su equipo deportivo y sobre excediendo sus atenciones.
Padres Hipercríticos: A pesar que el niño/a gane, sigue exigiéndole mayor rendimiento (Ej: “Pudistes haber ganado en dos sets”).
“Aunque el niño gane, se les presiona al máximo, no se les da incluso posibilidad de que el niño/a disfruten sus éxitos y hay niños que no aguantan esa presión”.
Padres-Coaches: Esta siempre en los entrenamientos del niño/a y controla a la vez las secciones de entrenamiento, interfiere y pretende corregir al entrenador constantemente. Es un problema grave, porque imposibilita el desarrollo y programa que el entrenador tiene sobre el jugador. Debe quedar claro que el entrenador es quien prepara al niño para una competencia y el que sabe leer cuándo está apto para subir a otro nivel.
“Hay que preguntarle a un padre si el profesor de matemáticas le permite estar en el aula, mientras su hijo recibe la clase. Es decir, no hay que negarle al padre de familia el derecho de ver el avance de sus hijos y conocer sus niveles, pero deben de ser controladas sus asistencias”, dice Dominguez .
Padres vociferantes: El padre vociferante hace agitación desde las gradas en los torneos. Agita a las personas, busca problemas, interfiere en el juego, pretende incidir en las decisiones de una jugada e incluso, aplauden hasta en las dobles faltas del rival.
Padre inversionista: El padre que lleva al hijo/a una contabilidad del dinero que le ha invertido. El tenis es una inversión que con la que el hijo/a debe dar resultados, mayormente con alguna beca universitaria. La presión es continua.
Este panorama muy común entre la comunidad de tenistas de la región, asegura Rodríguez, debe ir cambiando para crear mayores posibilidades de que los jugadores no sólo tengan una preparación física, táctica y técnica, sino también que se entrenen el manejo de emociones y desarrollo de independencia para aprender a tolerar frustraciones, aceptar errores y replantearse retos.
“Al final si se maneja bien, es algo positivo y productivo, porque el jugador aprenderá que competir es aprender a enfrentar dificultades, que en sí, también es una preparación para la vida”, señalo la especialista.
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